Esta es una nueva sección llamada cosas de la vida. No siempre quiero hablar de libros, así que he creado esto para hablar de cosas cotidianas y desahogarme un poco. También me gustaría que me vieran más personas, así que puede que esto ayude.
El verano. Yo tengo tres motivos para que el verano, junto con el invierno, sea una de mis estaciones favoritas. Una, las vacaciones escolares, por supuesto. Que sí, que el colegio está bien, pero llega un momento en el que ya estás hasta aquí de los deberes, de los exámenes, de los profesores y de unos cuantos compañeros. Lo peor es que cuando ya hace un tiempo que he dejado el colegio me entran ganas de volver y no pienso en otra cosa. A veces sí que pienso que soy un poco rara.🌝 La segunda, como dije en la presentación, mi cumpleaños es el 22 de junio, y normalmente se junta con el último día de clase, en el que hacemos la fiesta del agua, que es divertidísima porque vamos en bañador y nos disparamos con pistolas de agua. Es lo mas parecido a una guerra que tenemos en mi colegio y todos disfrutamos mucho. Y la última, las piscinas y las playas. En junio es el cumpleaños de dos de mis amigos y normalmente lo celebran en sus casas o fincas, que tienen piscinas. Y el mar... si pudiera, me pasaría todo el rato en la playa, pero en el lugar donde vivo no hay mar y de todas maneras mis padres dirían que me quemaría, así que... mala suerte.
Los días próximos a las vacaciones la gente se pone más vaga (sí, entre la gente estoy yo) y ya no nos apetece hacer nada. La única cosa que me ayuda a no desesperarme es que luego no tendré que pasar por allí en 2 meses y medio. En fin, esto es lo que tengo que decir sobre el verano. En resumen: es estupendo.
Sígueme y comenta ;-)
Ángela por escrito
jueves, 6 de junio de 2019
martes, 28 de mayo de 2019
ENCICLOPEDIA TERRÁQUEA VI: ¿Qué es Margarita?
MIÉRCOLES (día de Mercurio)
No hay ni que decir que Ismael se cabreó mucho porque no le dije mi verdadera procedencia. Aunque intenté decirle que si la información caía en malas manos tendría que irme de la Tierra, pero no quería escucharme. Al parecer sí que estaba muy dolido. Yo lo que me temía es que me echara de su piso. No me apetecía nada tener que irme a otro, porque este era grande y cómodo. Me puse a pensar en que podía hacer para que me perdonase, y pensé que si viera las series y películas frikis que le gustan a él, como Supermán, Linterna Verde, Star Trek y The Big Bang Theory. Igual si hablaba con él de esas cosas no me echaría, así que cuando acabé mi turno en la cafetería me hice sesión continua de cosas frikis. Al cabo de 3 días debo admitir de que me enganché totalmente a todos los films que vi. A ver si entretengo un rato a Ismael...
Entre esas películas estaba esa tan famosa que se llama Matrix, en la que el chico se preguntaba todo el rato que diablos era Matrix. Eso me pasó a mí, pero con una pequeña variación: ¿Qué es Margarita? Que sí, que soy muy pesada, pero cuando necesito dar explicación a algo no lo suelto. Para aclarar mis ideas, di un largo paseo por la ciudad. Pero empezó a anochecer, la gente se iba a casa con sus familias, sus paregas o sus mascotas y yo estaba enrabietada, asustada y deprimida. ¿Qué demonios estaba haciendo? Un sueño era un sueño. Quizás no era un peligro real. Quizás solo era una estúpida paseando por unas estúpidas calles en busca de una estúpida respuesta. ¿A quién iba a proteger? ¿A los humanos? Para eso está la policía. Si una tipa llamada Margarita iba a robar un banco, o iba a divulgar por ahí que era una extraterrestre la tomarían por tonta o por demente. ¿De que me preocupaba? Las preocupaciones son cosas de humanos, y yo no soy humana. ¿O me estaba convirtiendo en humana?¿Que me estaba pasando? Si aquel día hubiera dejado que mi hermana me acompañase a la placa de teletransporte que había enfrente de la heladería estaría placenteramente en Anginosias.
No, no, no, no. Me estaba agobiando demasiado. Me iba a sentar en un banco enfrente de un edificio, cuando me di cuenta de que ya había estado allí antes. Mis pupilas se agrandaron. Frente a mí... Hotel Margarita. Margarita. Margarita. Mar-ga-ri-ta. Sin pensarlo mucho, me fui corriendo como alma que lleva el diablo.
Cuando entré en casa de Ismael me dejé resbalar contra la puerta, jadeante, temblando de horror. Algo me decía que en el Hotel Margarita iban a ocurrir lamentables acontecimientos. Entonces Ismael salió de la habitación y me vio ahí tirada, sudorosa y aterrada. Me miró con gesto interrogante.
-¿Qui... quieres hablar de Matrix?
-¿Eh? ¿Que dices? Quiero hablar de por qué estás ahí tirada.
-Es que si hablo de cosas que te gustan no me echaras del piso.
-¡Qué dices! Yo nunca te echaría del piso.
-¿Ah, no?
-¡No! Entiendo que no me dijeras nada. Igual me lo tome demasiado a pecho. Pero dime que haces ahí.
Entonces le conté todo lo que me había pasado.
-Creo que tendremos que investigar a Margarita por nuestra cuenta.
Firmado,
Z121 (o Lucía)
Sígueme y Comenta ;-)
No hay ni que decir que Ismael se cabreó mucho porque no le dije mi verdadera procedencia. Aunque intenté decirle que si la información caía en malas manos tendría que irme de la Tierra, pero no quería escucharme. Al parecer sí que estaba muy dolido. Yo lo que me temía es que me echara de su piso. No me apetecía nada tener que irme a otro, porque este era grande y cómodo. Me puse a pensar en que podía hacer para que me perdonase, y pensé que si viera las series y películas frikis que le gustan a él, como Supermán, Linterna Verde, Star Trek y The Big Bang Theory. Igual si hablaba con él de esas cosas no me echaría, así que cuando acabé mi turno en la cafetería me hice sesión continua de cosas frikis. Al cabo de 3 días debo admitir de que me enganché totalmente a todos los films que vi. A ver si entretengo un rato a Ismael...
Entre esas películas estaba esa tan famosa que se llama Matrix, en la que el chico se preguntaba todo el rato que diablos era Matrix. Eso me pasó a mí, pero con una pequeña variación: ¿Qué es Margarita? Que sí, que soy muy pesada, pero cuando necesito dar explicación a algo no lo suelto. Para aclarar mis ideas, di un largo paseo por la ciudad. Pero empezó a anochecer, la gente se iba a casa con sus familias, sus paregas o sus mascotas y yo estaba enrabietada, asustada y deprimida. ¿Qué demonios estaba haciendo? Un sueño era un sueño. Quizás no era un peligro real. Quizás solo era una estúpida paseando por unas estúpidas calles en busca de una estúpida respuesta. ¿A quién iba a proteger? ¿A los humanos? Para eso está la policía. Si una tipa llamada Margarita iba a robar un banco, o iba a divulgar por ahí que era una extraterrestre la tomarían por tonta o por demente. ¿De que me preocupaba? Las preocupaciones son cosas de humanos, y yo no soy humana. ¿O me estaba convirtiendo en humana?¿Que me estaba pasando? Si aquel día hubiera dejado que mi hermana me acompañase a la placa de teletransporte que había enfrente de la heladería estaría placenteramente en Anginosias.
No, no, no, no. Me estaba agobiando demasiado. Me iba a sentar en un banco enfrente de un edificio, cuando me di cuenta de que ya había estado allí antes. Mis pupilas se agrandaron. Frente a mí... Hotel Margarita. Margarita. Margarita. Mar-ga-ri-ta. Sin pensarlo mucho, me fui corriendo como alma que lleva el diablo.
Cuando entré en casa de Ismael me dejé resbalar contra la puerta, jadeante, temblando de horror. Algo me decía que en el Hotel Margarita iban a ocurrir lamentables acontecimientos. Entonces Ismael salió de la habitación y me vio ahí tirada, sudorosa y aterrada. Me miró con gesto interrogante.
-¿Qui... quieres hablar de Matrix?
-¿Eh? ¿Que dices? Quiero hablar de por qué estás ahí tirada.
-Es que si hablo de cosas que te gustan no me echaras del piso.
-¡Qué dices! Yo nunca te echaría del piso.
-¿Ah, no?
-¡No! Entiendo que no me dijeras nada. Igual me lo tome demasiado a pecho. Pero dime que haces ahí.
Entonces le conté todo lo que me había pasado.
-Creo que tendremos que investigar a Margarita por nuestra cuenta.
Firmado,
Z121 (o Lucía)
Sígueme y Comenta ;-)
domingo, 19 de mayo de 2019
RESEÑA: Diario de Greg
FECHA DE PUBLICACIÓN: de 2007 a 2018
AUTOR: Jeff Kinney
RESUMEN
Greg Heffley es un chico que aún no ha pegado el estirón y que tiene que juntarse en el instituto con gente que le saca tres palmos de altura. Tendrá que acostumbrarse. Estas son sus peripecias, pues, como dice él mismo en su diario, no quiere tener que dar explicaciones a los periodistas cuando sea rico y famoso...
CRÍTICA
Yo me he leído todos los libros de la serie, incluido el de como se hizo la película. Solo he puesto la foto del primero porque encontrar una en la que estuvieran todos juntos era bastante improbable, y si había alguna tenía los títulos de Sudamérica, pero aún así creo que te haces una idea. En fin, como decía, me he leído todos y me gustan bastante, pero no es una lectura seria. Están bien para pasar el rato, pero no son unos libros colosales. Hay muchos libros como estos. Esto no quiere decir que sean malos, si no que no son muy difíciles. Ahora hay 13 libros, más el libro de la película, más el monta tu propio diario. Sale uno nuevo cada dos años, más o menos...
¿SABÍAS QUÉ...?
Muchas de las cosas que le pasan a Greg le sucedieron a Jeff Kinney, aunque lo adapte un poco.
Suscribe y comenta ;-)
jueves, 16 de mayo de 2019
ENCICLOPEDIA TERRÁQUEA V: Las mentiras se descubren
MARTES (DÍA DE MARTE)
Creo que el otro día acabé demasiado profundo el capítulo. Pero es que los costoneros tenemos una llamada "hora de pensamiento" en la que pensamos nuestros problemas, y me pilló escribiendo mi enciclopedia, así que me puse a pensar en mis cosas y me salio esa larga descripción. Hoy hablaré de las cosas de mi planeta, para no daros la vara con lo extrañas que son las vuestras.
Lo primero, como os dije, es la hora del pensamiento. Esto se debe a que a los costoneros no nos gusta no saber todo, así que en esa hora mareamos a la perdiz con algo que no comprendemos. Es tan común en mi planeta como que los creyentes vayan a misa los domingos en el vuestro.
No hay que ir al supermercado: si quieres algo, lo visualizas en tu mente y aparece ante tus ojos. Hay que fijarse muy bien en los detalles porque si no te salen cosas que son un completo disparate.
Si quieres decir algo a alguien sin que se enteren los demás, te puedes comunicar con él por telepatía.
INVENTOS: coches voladores, espadas láser, teletransporte, trajes irrompibles, zapatos con propulsión, helados que nunca se derriten...
Todos los domingos hay que tomar únicamente cosas líquidas para limpiar nuestra alma, pero desde que descubrí los donuts aquí en la Tierra me lo salto un poquito...
Si tienes hermanos pequeños, te tienes que ocupar tú de recogerles la avitacion, prepararles el desayuno, hacer que se cepillen los dientes...
En mi planeta en algunas partes hay gravedad y en otras no. En la zona en la que yo vivía había, pero si te ibas al pueblo más próximo tenías que andarte con ojo para no salir volando...
Por las noches hay 3 lunas y al menos el triple de estrellas que en el vuestro.
Puedes hacer levitar las cosas para que lleguen hasta ti, para no tener que levantarte si no te apetece. Es muy útil para los discapacitados..
Y así podría seguir hasta el fin del mundo. Hay un montón de cosas que los humanos no hacéis. Puede que por eso me haya llamado Ismael.
Me senté en el sofá e Ismael se puso a mi lado. Me miró y me preguntó:
-¿Eres costonera, verdad?
-¿Qué? ¡No! Esto...
-No mientas, Lucía. No llevas lentillas, porque nunca te las quitas. Y cuando hablas con tu madre lo haces en una lengua extraña.
-Vale, puede que tenga un color de ojos peculiar, pero no soy costonera. Y puede que me oyeras mal cuando hablaba con mi madre.
-No, no, no, no. Vamos mal. No quiero mentiras. Te he permitido que compartas piso conmigo porque confío en ti y quiero seguir haciéndolo. Ahora contesta: ¿eres costonera, sí o no?
Bajé la mirada.
-No.
-Te he visto hacer levitar objetos.
-¿Cuándo?
-Estabas leyendo un libro. Puede que no te dieras cuenta.
-Yo no... Vale...Esto...
Volví a mirar al suelo. Las pantuflas de conejito que me había comprado hacía poco me miraban con sus ojos grandes y brillantes, como apiadándose de mí. Pero Ismael me hizo mirarle a sus ojos desiguales.
-Lucía, no merece la pena seguir mintiendo. ¿Eres costonera?
-Sí -dije muy bajito.
Ismael no insitió más. Se quedó pensativo, callado, y no volvimos a dirigirnos la palabra en todo el día.
Firmado,
Z121 (o Lucía)
Sígueme y comenta ;)
martes, 14 de mayo de 2019
CAPERUCITA DE ORO
Para mi profesora Eva. Ya tengo cuento de Caperucita personalizado para la hora de lectura... Un beso. Ángela.
Todos los días, Caperucita iba a casa de su abuela a llevarle platino, oro, plata y bronce, porque era dueña de una joyería y fabricaba sus propias joyas. Con oro y esmeraldas hacía anillos de boda; con plata y zafiros, hermosos pendientes; con bronce y rubíes hacía brazaletes; y con platino y diamantes fabricaba delicadas pulseras que solo se podían permitir las grandes personalidades (aunque por supuesto todas sus joyas eran caras, porque eran de calidad).
Cuando Caperucita cruzaba el bosque, aparte lobos, serpientes, boas constrictor, arañas venenosas, orugas carnívoras y todos los bichos peligrosos que te puedas imaginar, también tenía que evitar a los ladrones que había por los caminos. En esto, nuestra Caperucita envidiaba a su prima, Caperucita Roja, pues nadie iba a saquear a una niña común que lleva a su abuela un tarro de miel.
Un día, cuando Caperucita iba con los preciados materiales cruzando por un peligroso atajo, cayó en un agujero muy hondo y se torció el tobillo izquierdo. Mientras se lamentaba de su mala suerte, un ladrón entró en el hoyo y robó con facilidad la cesta de Caperucita. Cuando esta intentó defenderse, el ladrón la empujó y se hizo daño en la cabeza, cayendo en un profundo desmayo.
Se despertó horas más tarde, cuando ya era de noche y hacía frío. Estaba cansada y dolorida, pero tuvo el valor de levantarse e intentar escalar para llegar a la superficie. Por fortuna, lo consiguió. Sin verse con fuerzas para recorrer el largo trecho que había desde ese punto a su casa, fue renqueando hacia la casa de la abuela Eulogia tan deprisa como le permitía su pie malo.
Cuando la abuela abrió, Caperucita se asombró, porque nunca la había visto así. Iba en batín y con zapatillas de andar por casa, gorro de dormir y sin dentadura. Claro que tampoco se podía decir que ella estuviera muy guapa con toda la ropa y la caperuza hecha jirones...
-¡Nieta!¡Caperucita! ¿Que te pasó? Estuve toda la tarde esperándote... ¡Tienes la ropa hecha un cisco! ¿Qué diablos te ha ocurrido?
Caperucita le contó a su abuela lo que había pasado a la luz de la lumbre y tomando un caldito casero.
-¡Ave María Purísima! Sabía que corrías un riesgo, pero nunca imaginé que llegaran a asaltarte de ese modo. Mira, te acompañaré a casa con tu madre y mañana te ayudaré a cazar a ese desgraciado, pero creo que ya es hora de que estés en la cama.
A la mañana siguiente se levantó temprano para ir a buscar a su abuela, quién le contó su plan. A Caperucita le pareció bien, pero el único inconveniente era que se tardaría mucho...
Pasadas dos semanas, la abuela llamó a Caperucita y las dos prepararon su trampa en el bosque.
El ladrón, que llevaba días merodeando por ahí para ver si esa niña sonrosada pasaba por allí, distinguió su característica caperuza roja. Con cautela, avanzó hasta estar detrás de ella. Estaba muy quieta, como si estuviera observando algo. Sin pensarlo siquiera, se abalanzó sobre ella dispuesto a robarle hasta el último penique, pero en ese momento... ¡Una red se le cayó encima! Intentó salir, pero le resultaba imposible. Entonces vio como una niña y su abuela se le acercaban.
-¡Grrr! ¡Me has tendido una trampa, niña de la caperuza! ¡Soltadme! ¡Socorroo!
-Te vas a quedar ahí hasta que llegue la policía- le respondió Caperucita.
-¿Como demonios me engañasteis? Esa niña claramente eras tú.
-Has caído en la trampa de la Caperucita de Oro. Creé una réplica exacta de mi nieta en este apreciado metal, le pusimos una caperuza roja y es exactamente como ella...
La policía arrestó al ladrón, que era uno de los más buscados en los últimos 10 años y, en honor a Caperucita, se instaló a la Caperucita de Oro en la plaza. Y si alguna vez pasáis por aquel pueblo campestre, podréis ver en la plaza una figura dorada de una niña sonriente.
Todos los días, Caperucita iba a casa de su abuela a llevarle platino, oro, plata y bronce, porque era dueña de una joyería y fabricaba sus propias joyas. Con oro y esmeraldas hacía anillos de boda; con plata y zafiros, hermosos pendientes; con bronce y rubíes hacía brazaletes; y con platino y diamantes fabricaba delicadas pulseras que solo se podían permitir las grandes personalidades (aunque por supuesto todas sus joyas eran caras, porque eran de calidad).
Cuando Caperucita cruzaba el bosque, aparte lobos, serpientes, boas constrictor, arañas venenosas, orugas carnívoras y todos los bichos peligrosos que te puedas imaginar, también tenía que evitar a los ladrones que había por los caminos. En esto, nuestra Caperucita envidiaba a su prima, Caperucita Roja, pues nadie iba a saquear a una niña común que lleva a su abuela un tarro de miel.
Un día, cuando Caperucita iba con los preciados materiales cruzando por un peligroso atajo, cayó en un agujero muy hondo y se torció el tobillo izquierdo. Mientras se lamentaba de su mala suerte, un ladrón entró en el hoyo y robó con facilidad la cesta de Caperucita. Cuando esta intentó defenderse, el ladrón la empujó y se hizo daño en la cabeza, cayendo en un profundo desmayo.
Se despertó horas más tarde, cuando ya era de noche y hacía frío. Estaba cansada y dolorida, pero tuvo el valor de levantarse e intentar escalar para llegar a la superficie. Por fortuna, lo consiguió. Sin verse con fuerzas para recorrer el largo trecho que había desde ese punto a su casa, fue renqueando hacia la casa de la abuela Eulogia tan deprisa como le permitía su pie malo.
Cuando la abuela abrió, Caperucita se asombró, porque nunca la había visto así. Iba en batín y con zapatillas de andar por casa, gorro de dormir y sin dentadura. Claro que tampoco se podía decir que ella estuviera muy guapa con toda la ropa y la caperuza hecha jirones...
-¡Nieta!¡Caperucita! ¿Que te pasó? Estuve toda la tarde esperándote... ¡Tienes la ropa hecha un cisco! ¿Qué diablos te ha ocurrido?
Caperucita le contó a su abuela lo que había pasado a la luz de la lumbre y tomando un caldito casero.
-¡Ave María Purísima! Sabía que corrías un riesgo, pero nunca imaginé que llegaran a asaltarte de ese modo. Mira, te acompañaré a casa con tu madre y mañana te ayudaré a cazar a ese desgraciado, pero creo que ya es hora de que estés en la cama.
A la mañana siguiente se levantó temprano para ir a buscar a su abuela, quién le contó su plan. A Caperucita le pareció bien, pero el único inconveniente era que se tardaría mucho...
Pasadas dos semanas, la abuela llamó a Caperucita y las dos prepararon su trampa en el bosque.
El ladrón, que llevaba días merodeando por ahí para ver si esa niña sonrosada pasaba por allí, distinguió su característica caperuza roja. Con cautela, avanzó hasta estar detrás de ella. Estaba muy quieta, como si estuviera observando algo. Sin pensarlo siquiera, se abalanzó sobre ella dispuesto a robarle hasta el último penique, pero en ese momento... ¡Una red se le cayó encima! Intentó salir, pero le resultaba imposible. Entonces vio como una niña y su abuela se le acercaban.
-¡Grrr! ¡Me has tendido una trampa, niña de la caperuza! ¡Soltadme! ¡Socorroo!
-Te vas a quedar ahí hasta que llegue la policía- le respondió Caperucita.
-¿Como demonios me engañasteis? Esa niña claramente eras tú.
-Has caído en la trampa de la Caperucita de Oro. Creé una réplica exacta de mi nieta en este apreciado metal, le pusimos una caperuza roja y es exactamente como ella...
La policía arrestó al ladrón, que era uno de los más buscados en los últimos 10 años y, en honor a Caperucita, se instaló a la Caperucita de Oro en la plaza. Y si alguna vez pasáis por aquel pueblo campestre, podréis ver en la plaza una figura dorada de una niña sonriente.
RESEÑA: La vida secreta de Rebecca Paradise

RESUMEN
La vida secreta de Rebecca Paradise trata de una niña llamada Úrsula. No, Rebecca. No, Úrsula. No, Rebecca...
En fin, es una niña que ha cambiado muchas veces de colegio, tiene un gato en el espacio y su madre es una fugitiva que ha robado el cuadro más valioso del museo Metropolitano. ¿O no? A ver, a ver...
En fin, el problema de Úrsula (¿O es Rebecca?) es que no es capaz de decir una frase sin soltar alguna mentirijilla. ¿Pero hay alguien que diga la verdad y solo la verdad? ¿Alguien que nunca mienta?
CRÍTICA
La verdad es que este libro en particular me ha gustado mucho, aunque hace tiempo que no lo leo. La historia es original y fue con este libro cuando me entraron ganas de tener un blog (aunque luego lo abandonase una temporada). Las mentiras de Úrsula/Rebecca son disparatadas, y me gustan las historias de su blog y las que le cuenta George...
Busqué su blog en internet (Rebecca pisa fuerte) y sí existió, pero por alguna razón el autor lo borró... (¿?)
Lo recomiendo mucho
CURIOSIDAD
Pedro Mañas, el autor, se presentó en la universidad con el nombre de Mateo, y hubo mucha confusión con su verdadero nombre... Algo parecido a lo de Úrsula (o Rebecca)
lunes, 13 de mayo de 2019
ENCICLOPEDIA TERRÁQUEA IV: Los trabajos de la Tierra
DOMINGO
Aunque había conseguido algún dinero para pagarle el primer alquiler a Ismael, pronto me quedaría sin una peseta, así que decidí buscarme trabajo. Ismael me dijo que podía hacerme un hueco en su trabajo, pero él trabaja fabricando muebles y eso no es lo mío. Así que un día salí a buscar ofertas.
Estuve como 3 horas indagando por ahí y no encontré nada. Busqué en unos lugares muy raros llamados bancos, hospitales... pero me dijeron que no porque no sabía como era el trabajo. Eso era cierto. No sé, me imaginaba que era algo así como el Zara, pero me informé en el libro de G78 y resulta que hay que tener formación profesonal. Cuando volví a casa Ismael me preguntó si hubo suerte y le respondí que no.
Estaba frustrada. Cada vez se acercaba más el día de pagar el piso e Ismael me tendría que echar, así que para relajarme me fui a la cafetería que hay enfrente de mi edificio a tomar un café con un donut glaseado. Es una de las cosas que no hay en mi planeta y cada vez soy más adicta. Entonces miré la puerta y vi un cartelito que ponía: "se busca personal". Sabía que eso significaba que había un trabajo libre, así que me acerqué a una chica rubia que atendía un mostrador lleno de dulces.
Esa chica era todo lo opuesto a mi físicamente. Ella era rubia y de pelo liso, delgada, de una estatura normal, aunque tirando a baja y de ojos verdes. Yo en cambio tenía el pelo negro y ondulado, soy algo gordita y bastante alta y ya sabéis que, como buena costonera, tengo los ojos color violeta. Me acerqué a ella y le dije:
-Hola, quiero el puesto de camarera.
-Hola. Eso no es cosa mía, se lo tiene que decir al dueño de la cafetería.
-¿Y dónde esta ahorra?
-¿Ahorra? ¿De que planeta eres?-dijo con tono burlón.
-De Costone…ejem, de Boston, no he aprendido muy bien el idioma.
-No tienes acento inglés
-Es que... mi padre es belga. ¿Me dices dónde está el dueño?
-Sí. Tras esa puerta.
-Gracias.
No tuve que discutir mucho con el dueño, porque al parecer la gente tiene más interés en que le atiendan que en atender a los clientes. El sueldo no era una maravilla, pero tenía suficiente.
Al salir, la chica rubia me miró con aire interrogante.
-¿Qué? ¿Hubo suerte?
-Sí, consejí el trabajo.
-Me alegro de que lo consijieras. Por cierto, me llamo Julia.
-Yo soy Z121 digoo… Lucía.
-Mmmm… ¿Z121? ¿Qué escondes, Lucía?
-Nada. Absolutamente nada. De veras- dije nerviosa.
-Ya veremos... Bueno, yo ya me tengo que ir. Si quieres vamos a dar una vuelta.
-Vale.
-Por cierto, me encantan tus lentillas. ¿Dónde las compraste?
Paseamos por las calles hasta que se hizo de noche. A veces la pillaba mirándome fijamente. Mi sexto sentido me dice que no me creyó mucho, ¿pero quién le dice que vengo de otro planeta? Me tomaría por loca...
Cuando volví a mi piso compartido, Ismael estaba esperándome con un plato de sopa en la mesa.
-¿Conseguiste trabajo?
-Sí, mañana comienzo a trabajar en la cafetería Victoria.
-Mejor, porque si no te tendría que echar y no me apetece nada.
Así que mañana empiezo a trabajar... Nunca antes lo había echo y se me antoja raro y cansado, pero supongo que no hay más remedio... A ver como me va.
***********
Sigo teniendo pesadillas, pero esta vez no es solo una imagen negra. Ahora veo una habitación oscura, donde hay un espectro negro. Ese espectro se acerca... se acerca... me agarra el brazo. Intento zafarme, pero es imposible... Ya siento su aliento sobre mi piel. Estoy completamente inmovilizada. Veo sus ojos violetas, pero con un vacío en su interior, su boca de dientes negros, su capa del color de la noche. Conozco esos rasgos: es un costonero maligno. Intento gritar, pedir auxilio, pero su mano fría y rugosa me tapa la boca. Quiero morder, sacudirme, pegar una patada, pero su mirada hipnótica me impide realizar cualquier movimiento. Veo que saca su moderna pistola, que puede fulminarte de todas las maneras posibles, pero la mas cruel de todas es la modalidad "cenizas olvidadas" Te conviertes el polvo, nadie se acuerda de ti, tu voz es solo un eco olvidado que de cuando en cuando resuena en los oídos de tus seres queridos... Va a apretar el gatillo, y yo solo podré rendirme a los pies de la Parca... Entonces la puerta se abre con un estruendo y los guardianes de violeta entran violentamente en la habitación, disparando contra el espectro... sin querer rompen una ventana, no aciertan a darle al costonero maligno. El espectro coge una rabieta y me dispara... me da en el brazo y caigo semiinconsciente. Solo acierto a ver como el espectro sale por la ventana... poniendo en peligro a todos los humanos. Oigo una voz, una voz que conozco muy bien, la voz del espectro: "Margarita... Margarita..." Solo acierto a ver como un guardián violeta me coge en brazos y murmura: "Está grave..." Entonces caigo en un sueño profundo, pero tranquila, porque nada temo más que la muerte...
Firmado, Z121 (o Lucía)
Aunque había conseguido algún dinero para pagarle el primer alquiler a Ismael, pronto me quedaría sin una peseta, así que decidí buscarme trabajo. Ismael me dijo que podía hacerme un hueco en su trabajo, pero él trabaja fabricando muebles y eso no es lo mío. Así que un día salí a buscar ofertas.
Estuve como 3 horas indagando por ahí y no encontré nada. Busqué en unos lugares muy raros llamados bancos, hospitales... pero me dijeron que no porque no sabía como era el trabajo. Eso era cierto. No sé, me imaginaba que era algo así como el Zara, pero me informé en el libro de G78 y resulta que hay que tener formación profesonal. Cuando volví a casa Ismael me preguntó si hubo suerte y le respondí que no.
Estaba frustrada. Cada vez se acercaba más el día de pagar el piso e Ismael me tendría que echar, así que para relajarme me fui a la cafetería que hay enfrente de mi edificio a tomar un café con un donut glaseado. Es una de las cosas que no hay en mi planeta y cada vez soy más adicta. Entonces miré la puerta y vi un cartelito que ponía: "se busca personal". Sabía que eso significaba que había un trabajo libre, así que me acerqué a una chica rubia que atendía un mostrador lleno de dulces.
Esa chica era todo lo opuesto a mi físicamente. Ella era rubia y de pelo liso, delgada, de una estatura normal, aunque tirando a baja y de ojos verdes. Yo en cambio tenía el pelo negro y ondulado, soy algo gordita y bastante alta y ya sabéis que, como buena costonera, tengo los ojos color violeta. Me acerqué a ella y le dije:
-Hola, quiero el puesto de camarera.
-Hola. Eso no es cosa mía, se lo tiene que decir al dueño de la cafetería.
-¿Y dónde esta ahorra?
-¿Ahorra? ¿De que planeta eres?-dijo con tono burlón.
-De Costone…ejem, de Boston, no he aprendido muy bien el idioma.
-No tienes acento inglés
-Es que... mi padre es belga. ¿Me dices dónde está el dueño?
-Sí. Tras esa puerta.
-Gracias.
No tuve que discutir mucho con el dueño, porque al parecer la gente tiene más interés en que le atiendan que en atender a los clientes. El sueldo no era una maravilla, pero tenía suficiente.
Al salir, la chica rubia me miró con aire interrogante.
-¿Qué? ¿Hubo suerte?
-Sí, consejí el trabajo.
-Me alegro de que lo consijieras. Por cierto, me llamo Julia.
-Yo soy Z121 digoo… Lucía.
-Mmmm… ¿Z121? ¿Qué escondes, Lucía?
-Nada. Absolutamente nada. De veras- dije nerviosa.
-Ya veremos... Bueno, yo ya me tengo que ir. Si quieres vamos a dar una vuelta.
-Vale.
-Por cierto, me encantan tus lentillas. ¿Dónde las compraste?
Paseamos por las calles hasta que se hizo de noche. A veces la pillaba mirándome fijamente. Mi sexto sentido me dice que no me creyó mucho, ¿pero quién le dice que vengo de otro planeta? Me tomaría por loca...
Cuando volví a mi piso compartido, Ismael estaba esperándome con un plato de sopa en la mesa.
-¿Conseguiste trabajo?
-Sí, mañana comienzo a trabajar en la cafetería Victoria.
-Mejor, porque si no te tendría que echar y no me apetece nada.
Así que mañana empiezo a trabajar... Nunca antes lo había echo y se me antoja raro y cansado, pero supongo que no hay más remedio... A ver como me va.
***********
Sigo teniendo pesadillas, pero esta vez no es solo una imagen negra. Ahora veo una habitación oscura, donde hay un espectro negro. Ese espectro se acerca... se acerca... me agarra el brazo. Intento zafarme, pero es imposible... Ya siento su aliento sobre mi piel. Estoy completamente inmovilizada. Veo sus ojos violetas, pero con un vacío en su interior, su boca de dientes negros, su capa del color de la noche. Conozco esos rasgos: es un costonero maligno. Intento gritar, pedir auxilio, pero su mano fría y rugosa me tapa la boca. Quiero morder, sacudirme, pegar una patada, pero su mirada hipnótica me impide realizar cualquier movimiento. Veo que saca su moderna pistola, que puede fulminarte de todas las maneras posibles, pero la mas cruel de todas es la modalidad "cenizas olvidadas" Te conviertes el polvo, nadie se acuerda de ti, tu voz es solo un eco olvidado que de cuando en cuando resuena en los oídos de tus seres queridos... Va a apretar el gatillo, y yo solo podré rendirme a los pies de la Parca... Entonces la puerta se abre con un estruendo y los guardianes de violeta entran violentamente en la habitación, disparando contra el espectro... sin querer rompen una ventana, no aciertan a darle al costonero maligno. El espectro coge una rabieta y me dispara... me da en el brazo y caigo semiinconsciente. Solo acierto a ver como el espectro sale por la ventana... poniendo en peligro a todos los humanos. Oigo una voz, una voz que conozco muy bien, la voz del espectro: "Margarita... Margarita..." Solo acierto a ver como un guardián violeta me coge en brazos y murmura: "Está grave..." Entonces caigo en un sueño profundo, pero tranquila, porque nada temo más que la muerte...
Firmado, Z121 (o Lucía)
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)

